1.-Introducción.
El teatro no tuvo en
Roma el mismo significado que en Grecia. Para los romanos, las representaciones
eran “ludi”; esto es, “juegos”, entretenimientos, diversiones, al igual que los
espectáculos en el circo y en el anfiteatro (ludi circenses estos, frente a los
ludi scaenici).
a)
Antecedentes. Orígenes del teatro.
-
Las farsas atelanas. La farsa atelana, originariamente en
idioma osco, se remonta al siglo IV a.C. y se suele
atribuir su origen a los habitantes de la antigua ciudad de Atella, en
Campania. Según el historiador Tito Livio, fue importada a
Roma en 391 a.C. Normalmente se configuraba por
medio de improvisaciones satíricas y populares que mezclaban todo tipo de
bromas y chascarrillos, tanto en prosa como en verso, según el ingenio y
atrevimiento de quien la representara. En su puesta en escena se utilizaban
máscaras, que siempre eran las mismas, y que recibían los nombres de Dossennus,
Maccus, Bucco, Manducus y Pappus.
-
El mimo. El término mimo –mimus, del
griego μίμος- designaba al género y al actor; es una farsa burlesca, a veces
con tintes dramáticos, bastante realista; partiendo de un hecho real de la vida
cotidiana aderezada con chistes e incluso escenas de violencia.
-
Los Carmina triumphalia. Cantos
de triunfo. Los cantaban los soldados que acompañaban al general vencedor en la
procesión triunfal desde las afueras de Roma hasta el Capitolio. A veces
desembocaban en rasgos de humor, en pullas dirigidas incluso al propio general
en jefe.
-
Los Versos fesceninos. Diálogos o canciones en verso de
contenido obsceno que se improvisaban en las fiestas y celebraciones romanas.
La expresión deriva del término fascinum,
que designaban las canciones o símbolos fálicos que protegían a los niños del mal
de ojo.
El
origen del teatro y de las representaciones dramáticas regladas debe vincularse
a la helenización general de la cultura romana tras la primera guerra púnica.
Según la tradición las primeras representaciones dramáticas se deben a Livio
Andrónico (c.284/204 a. de C.), a quien se le encargó, al parecer en el 240 a.
C, la puesta en escena de una tragedia y una comedia traducidas del griego para
celebrar los ludi Romani con motivo
del fin de la Primera Guerra Púnica.
b.
Géneros y subgéneros.
-
TRAGEDIA
• Fábula crepidata o coturnata: tragedia de asunto griego.
• Fábula praetexta: tragedia cuyo tema se basa en
la leyenda o en la historia romana.
-
COMEDIA
• Fabula palliata: comedia latina de asunto
griego.
• Fabula togata: comedia sobre temas y personajes
romanos.
Los iniciadores del
género, Livio Andrónico y Nevio, escribieron indistintamente obras de argumento
trágico y cómico, sólo a partir de Plauto se observa una tendencia a ceñirse a
uno de los géneros.
La fabula palliata está magníficamente documentada en las obras de los
dos grandes cómicos de los primeros siglos de la República: Plauto y Terencio.
a) Biografía.
Nació en la Umbría. No
conocemos bien su vida. Se trasladó a Roma de joven y allí fue soldado y
comerciante. El amplio conocimiento del lenguaje marinero que atestiguan sus
obras confirma este último dato, y posiblemente también realizó viajes por
el Mediterráneo. Se arruinó y tuvo que empujar la piedra de un molino al
tiempo que empezaba a escribir comedias palliatas adaptadas
del griego. Su enorme éxito le valió salir de molinero para consagrarse a este
nuevo oficio y murió prácticamente rico con más de setenta años, envuelto en
una gran popularidad. Aunque hay otros eruditos que piensan que probablemente al
usar la expresión latina «empujar la piedra del molino», nuestro autor se
refería a su extrema pobreza y no al trabajo literal como esclavo encargado de
girar las muelas de los molinos. Sabemos que era de condición libre pero muy
pobre. Su actividad teatral fue amplia: autor, director teatral y empresario.
b) Obras
Escribió numerosas
obras, de las que han llegado 21 a nosotros. Se conservan, al lado de farsas,
tales como Asinaria (La comedia de
los asnos), y de comedias de intriga, como Mostellaria
(La comedia de las apariciones), Los
Menecmos, Miles Gloriosus (El
soldado fanfarrón), Pseudolus,
comedias dramáticas y novelescas, como los Captivi,
(Los prisioneros de Guerra), Rudens
(El cable), y comedias de caracteres, como Aulularia
(La Ollita), Trinummus (el hombre de
los tres centavos). Anfitrión es,
según Plauto, una tragicomedia porque pone en escena a hombres y a dioses.
Anfitrión
inspiró a Molière y Giraudoux, y es la única comedia mitológica de Plauto.
Narra cómo Júpiter, para seducir a Alcmena, esposa del general Anfitrión, se
hace pasar por éste adoptando mágicamente sus rasgos y, acompañado de Mercurio,
disfrazado como su criado Sosia, generando todo tipo de confusiones y enredos
contra los verdaderos y burlados personajes que suplantan.
Los dos Menecmos, imitada por William
Shakespeare en su Comedia de los errores, es un enredo fundado en los
malentendidos a que dan lugar dos gemelos que vivieron separados durante mucho
tiempo y se vuelven a encontrar en una ciudad.
Miles
Gloriosus es la obra más antigua de Plauto, (en torno al 205
a. C.) y es una farsa o comedia de carácter cuya víctima es un falso héroe y
engreído soldado, Pirgopolínice, de quien todos se burlan solapadamente,
empezando por su criado Palestrión, que había hecho una abertura en la pared
para que su anterior amo pudiera visitar a su prometida.
c) Un teatro popular.
El teatro de Plauto es
una obra de imitación. El poeta toma
de la Nueva Comedia griega los temas de sus obras, los personajes
tradicionales, como el esclavo pícaro e ingenioso, el soldado fanfarrón, el
mercader de esclavos; pero sus comedias no tienen el interés psicológico y el
valor moral y artístico de sus modelos griegos. Plauto es un hombre del pueblo; escribe para el gran público, cuyos gustos
comparte y al que quiere agradar: pero imita muy libremente. Su obra tiene un carácter popular que le da su
originalidad.
La trama de sus obras
es simple para que el pueblo la entienda fácilmente. No se preocupa de componer
artísticamente sus partes. Mezcla en un conjunto a veces confuso los rasgos
griegos y los romanos. No le preocupa la verosimilitud ni la decencia. Pero
tiene cualidades naturales, una gran riqueza de invención, el gusto del
espectáculo, el sentido del movimiento escénico: su teatro es vivo.
Tiene también una gran fuerza cómica (vis cómica). Plauto se
recrea, como su público, en la bufonada, y la sátira se queda frecuentemente en
mera caricatura. Pero tiene la virtud de deformar
la realidad aumentando sus dimensiones en medio de un chorro incontenible
de palabras, de retruécanos e imágenes en un ritmo frenético de estilo.
En su teatro, Plauto
presenta las costumbres griegas, tal como el público pedía. Pero, al mismo
tiempo, se propone hacer un teatro vivo y actual, en el que lleva a escena las
acciones y los gestos del pueblo latino, sus preocupaciones y lo esencial de su
psicología. Así, sus piezas son de una fórmula originalísima; la policromía
greco-latina de la lengua popular, la mezcolanza de nociones de derecho griego
y derecho romano, de mitología helénica y de concepciones religiosas latinas,
las frecuentes alusiones a sucesos contemporáneos, a la topografía de Roma, a
las instituciones militares y políticas de la ciudad, en un clima totalmente
griego denotan la singularidad de nuestro autor. Netamente romana es la
tendencia a la sátira y la vivacidad para satisfacer las inclinaciones
maledicentes del pueblo bajo y su complacencia en la crítica. Tanto en los
cambios de bromas como en los arrebatos de insultos, en las jactancias o en los
triunfos vanidosos de los esclavos, en los equívocos, en las bufonadas, Plauto
no ha tenido en cuenta más que la diversión de sus espectadores.
Los personajes eran, en
principio, tan convencionales como los temas: el joven libertino y
despilfarrador, la cortesana ávida y diestra, la jovencita modesta y simpática,
el padre (o el “viejo”), antiguo calavera, ahora severo y adusto, a menudo
ingenuo, a veces libertino de nuevo; la madre, honrada, aunque tosca; el
esclavo, desvergonzado e ingenioso; el traficante de esclavos (leno), avaro,
deshonesto y astuto; el militar fanfarrón, al servicio de un rey helenístico;
el parásito; el cocinero de alquiler, jactancioso y ladrón.
a) Biografía.
Nacido en Cartago hacia
el 190 a.C. Terencio vino a Roma como esclavo, pero recobró su libertad de
manos de un senador que había visto en él aptitudes intelectuales. Después de
haber recibido una excelente educación, se convirtió en el protegido de las más ilustres familias nobles, los Escipiones y
los Emilios. Para estos escribe sus comedias. Con él la comedia popular de
Plauto se hace más delicada y apta para interesar a las clases elevadas de la
sociedad romana.
b) Obras.
Nos quedan de él seis
obras: La Andriana, el Eunuco, Hecyra, el Heautontimorumenos
(título transcrito del griego: El que se
atormenta sí mismo), Formión y Adelfos.
c) Terencio y la Comedia griega.
El tema de sus obras
está tomado de Menandro por el procedimiento de la contaminación, es decir, combinando dos piezas griegas para obtener
una intriga más rica en incidentes. Sus piezas presentan el tema ordinario de
la Comedia Nueva de los griegos: un joven ama a una joven pobre, de padres
desconocidos. Consigue casarse con ella gracias a las artimañas de un esclavo
fiel. Finalmente se descubre que la joven es libre de nacimiento e incluso de
clase noble. A veces, se encuentra sus padres. Pero Terencio enriquece el tema
dando particularmente más importancia al papel de los padres.
d) Plauto y Terencio.
Comparándolo con
Plauto, se ve mejor la originalidad de su obra:
- De la comedia bufonesca de Plauto,
Terencio ha hecho una comedia
psicológica. Los personajes no son ya caricaturas, sino auténticos
retratos; sabe marcar las diferencias de edad y condición. Se trata de un
verdadero realismo. Pero su comedia carece de la fuerza cómica de Plauto.
- De una comedia popular, Terencio ha
hecho una comedia burguesa:
describe los personajes de la clase media de su sociedad trazando
delicadamente los rasgos de su carácter.
- De una comedia desmesuradamente
cómica, Terencio ha hecho una comedia sentimental y moralizante. Sus
personajes son muy buenas personas, a pesar de sus defectos, si los
comparamos con la galería de personajes de Plauto. A veces, sus
discusiones tocan elevados temas de filosofía moral.
e)
Éxito de Terencio.
Acostumbrado al teatro
de Plauto, el pueblo sólo concedió un éxito relativo a las obras de Terencio.
Incluso tuvo que defenderse, en los prólogos de las comedias, del ataque de los
críticos que le echaban en cara el procedimiento de la contaminación. Pero su influjo en todas las épocas de la literatura
ha sido tan importante como el de Plauto, si no mayor. Siempre se ha celebrado
en él la moderación y la delicadeza en el tratamiento de los
personajes así como el purismo de su
estilo.
d) Después de Terencio
En busca de público,
hubo autores que intentaron traspasar la comedia griega a comedia latina. Es
decir, obras con títulos, personajes, ambientación, etc. latinos. Los
personajes vestían de romanos, con toga, por lo que se llama a esta comedia togata. En ellas, al parecer, aparecían
los romanos “enfrentados” a los pueblerinos oscos, volscos, etc. como medio de
provocar risa. Decimos al parecer porque no se han conservado más que
fragmentos de estas obras que no tuvieron ningún éxito. Más éxito tuvieron las Atelanas, tipo de farsas originarias de
Atella, en Campania. Son representaciones bufas con personajes prototipo: Bucco
(el bocazas), Dossenus (el chepu, jorobado) Maccus (el tragón), etc. Eran más
una especie de carnaval teatralizado que una auténtica obra. También tuvo
cierto éxito el mimo, pequeñas obras
llenas de chistes e ingenio, parecidos a los monólogos televisivos de hoy en
día (pero con distintos personajes, baile y música). El mimo en Roma era
hablado, los espectáculos mudos se llamaban pantomimas.
4.-Influencia en la literatura posterior.
Durante el clasicismo
de los últimos años de la República y de la época de Augusto la popularidad de
Plauto sufre un cierto retroceso por influencia de los grandes poetas del
momento. A partir del Renacimiento Plauto vuelve a ser leído y representado,
ejerciendo sus obras gran influencia en el teatro inglés del siglo XVI. Como
muestra de esta influencia de las comedias plautinas en el teatro europeo de
los siglos XVI y XVII baste decir que La
comedia de los errores de Shakespeare utiliza el argumento de Menaechmi y que El avaro de Moliére recuerda al Euclión de la Aulularia. El Anfitrión
de Molière es una reescritura de la obra homónima de Plauto.
A partir del s. XIV,
especialmente en el Renacimiento, Terencio es objeto de numerosos comentarios y
biografías. Petrarca le dedica un estudio, como prefacio a un manuscrito de sus
comedias. En Italia lo imitan Ariosto (1474-1533), Lorenzino de Medicis y otros
muchos. En el S.XVIII, Diderot encontrará en la Hécyra el modelo de su drama burgués. En 1845 se representó en
París un Eunuchus de Michel
Carré. En España lo cita el Marqués de Santillana. En Torres Naharro vemos
influencia de Terencio, especialmente en su comedia El Eunuco. La Celestina
debe a Plauto y a Terencio su concepción dramática, la técnica escénica y
especialmente los nombres de sus personajes.
Comedias de Plauto (Lectura). Libro en pdf.
El Eunuco de Terencio. Obra en pdf.
Plauto en la televisión. Artículo de Rosario López Gregoris.
El Eunuco, Festival de Mérida, 2014
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